«Cualquier chico puede entrar en mi cama si lo desea» – GENTE Online
 

"Cualquier chico puede entrar en mi cama si lo desea"

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Vea la cara de este hombre. No. Esto va más allá de las interminables cirugías plásticas, de esos ojos como de animal, de la piel blanca que debería ser negra. De esos 45 años - cuarenta dedicados a la música- que a golpes son muchos menos. En ese rostro hay humillación, pura, simple y brutal. Un rey humillado, en el frío de una ficha policial, que hoy se sienta en la cima de sus 750 millones de dólares que nada le valen (aunque muchos afirman que esa fortuna habría decrecido drásticamente en los últimos dos años). Está destruido. Le duelen las esposas, la caminata hacia la cárcel de Santa Barbara, California. "Acto lascivo contra un menor" es el cargo que enfrenta. Si. Michael Joseph Jackson, el Rey del pop, el hombre niño, cayó. En el más cruel sentido de la palabra.
Es una ventana extraña, a un mundo aún más extraño.

Neverland, su rancho, parque de diversiones, zoológico. Su mundo. A 160 kilómetros al norte de Los Angeles, 1300 hectáreas para la fantasía de un solo hombre. Su nombre, Nunca Jamás, los pagos de Peter Pan, irónicamente, el niño que nunca crece. Allá, el árbol de la duda. No es un secreto, Jackson no lo oculta. Lo que para algunos es aberrante, él
lo defiende. Hay niños que visitan su propiedad, niños con los cuales juega. Niños que duermen junto a él en su cama: "¿Qué tiene de malo compartir el amor? Es algo hermoso. ¿Por qué debería ser preocupante? Mi más grande inspiración viene de
los niños. Simplemente disfruto de estar con ellos todo el tiempo
",
dijo alguna vez. En otra ocasión, fue aun más lejos: "Los
niños me aman. Me siguen. Quieren estar conmigo. Cualquier
chico puede entrar a mi cama si lo desea. ¿Por qué no compartir
mi cama? Es la cosa más amorosa del mundo. He dormido
con muchos chicos
". Y continuó, para el asombro o el
horror: "Vamos a dormir. Enciendo la chimenea. Les doy galletitas
y leche caliente. Es encantador, muy dulce. Es lo que todo
el mundo debería hacer
".

Jackson habló, tras años de ocultarlo. Y habló demasiado, hasta enterrarse hasta el cuello.
Hoy, la historia recrudece: el miércoles pasado, setenta policías allanaron Neverland. Presunto abuso de un niño de doce años, un crimen que le reportaría a Jackson de tres a ocho años en prisión si se comprobase. Pero no lo encontraron: había viajado a Las Vegas, para filmar un videoclip. De todas formas, registraron la propiedad: fotografías y videos de
Jackson con niños fueron el botín. Jackson no decide correr, y se entrega al día siguiente. Llega en un jet privado a Santa Bárbara. Y al aterrizar, es detenido. Esposado y de traje negro,
como un criminal ordinario, ingresa a la oficina del alguacil. Y
como un criminal, es fotografiado, da sus huellas. Fianza: tres
millones de dólares. Paga sin inmutarse. Y sale, con sus dedos
en la V de victoria; una victoria que, por ahora, sólo se apoya
en su cuenta bancaria. Pero la batalla será mucho más que un
simple desembolso. Sus abogados se rasgan las vestiduras
por defenderlo. Y Jackson dice: "Ganaré con la verdad en la
Corte"
. Pero la sal no cesa de caer en la herida. Hoy, el niño en
cuestión cuenta catorce años. Su psicólogo fue el primero en
oír su confesión. En el momento en el que Jackson habría abusado
de él, el niño cumplía con un tratamiento contra su leucemia.
Y peor aún, Jackson habría usado vino para adormilarlo, y
hacer trizas su inocencia. No una vez, sino varias. Y siempre en
su santuario de Neverland.

Esto no es cuento nuevo. Hagamos memoria. Marzo de 1993,
el mismo año que llena tres veces el estadio de River Plate, el
concierto que más dinero recaudó en la historia de estas pampas.
Un niño, Jordie Chandler, era uno de los habituales huéspedes
de Neverland. Por ese entonces, Bert Fields, uno de sus
abogados, decía: "Michael nunca tuvo una infancia,. Ahora tiene
una. Sus amiguitos son niños de doce años. Pelean con almohadas,
se lanzan comida entre ellos…
" Un año después, los
padres de Jordie lo llevarían a la Corte. Abuso. Jackson lo niega,
con uñas y dientes. Aún así, al año siguiente, llegan a un acuerdo
extrajudicial: veinte millones de dólares. Claro que muy
poco después sorprendió al mundo casándose, nada menos
que con Lisa Marie Presley, la hija del mismísimo Elvis. Un matrimonio
que duró apenas 18 meses. Y en 1996 reincidió casándose
con su enfermera Debbie Rowe, con la que tuvo dos hijos
-Prince Michael I y Paris-, quienes no habrían sido in vitro y no
como resultado de una relación sexual. Por último, en 1999, tras
divorciarse de Debbie, tiene otro hijo -Prince Michael II- aunque
su madre nunca fue conocida.

Este 9 de enero, comparecerá ante el tribunal. Y será Michael
Jackson, a cara lavada, frente a todo el rigor del dedo índice
de la ley. Ya no será el Rey del pop, no habrá titulo o corona
que le valga, ni millones de discos vendidos, ni millones en su
cuenta bancaria. Será un criminal, esposado y enfrentando
las rejas. Un hombre marcado. Ya no es quien era, ni volverá a
serlo. "Acto lascivo contra un menor", decíamos. El hombre
niño, jugando al más terrible de los delitos: robar la inocencia.

niño, jugando al más terrible de los delitos: robar la inocencia.

Jueves 20. Jackson se entrega a la justicia, y entra esposado a la oficina del sheriff en Santa Barbara. Luego, lo ficharían, como un criminal ordinario.

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Treinta minutos después de ser fichado, sale libre, tras pagar tres millones de dólares de fianza.

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