«Trabajar de síndico es, a veces, arruinarles el negocio a funcionarios corruptos» – GENTE Online
 

"Trabajar de síndico es, a veces, arruinarles el negocio a funcionarios corruptos"

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-Este Gobierno asumió con la honestidad y la transparencia como banderas. ¿Siguen izadas o las arrió?
-No tengo un transparenciómetro.

-¿Y si existiera ese aparatito, qué marcaría?

-(Piensa). Hay personas en este gobierno -por ejemplo los ministros Ramón Mestre y Adalberto Rodríguez Giavarini- muy preocupadas por la transparencia. Mestre anuló la adjudicación a una firma para hacer el escrutinio y logró bajar el precio a la mitad.


-Pero éste no parece, ciertamente, y en este campo también, el mismo gobierno que proponía la Carta a los Argentinos como programa de gobierno…

-Claramente, no. Se demostró que es bien diferente armar una maquinaria electoral de una gubernamental. No se pudo mezclar el progresismo de Chacho Alvarez con el conservadurismo de De la Rúa. Se dieron cuenta de que no podían seguir juntos, y ahí empezó la crisis.


-¿Fue una irresponsabilidad de Alvarez haber abandonado el Gobierno?

-Tuvo un gesto que en otra época hubiera sido elogiado por la sociedad: no estar atornillado a un sillón. Pero con el descreimiento, se transformó en un disvalor. No hay gestos que sean vistos por la gente como honestos y de renunciamiento. Pero ojo, tampoco creo que a la gente le falten motivos para pensar así. A lo mejor, lo reprochable no fue la renuncia, sino que no haya subido a un auto y comenzado a recorrer la Argentina armando un partido. Hubiese dejado el Gobierno, pero no a la gente. Lo malo fue que desapareció…


-…Y se dedicó al tenis.

-Exacto.


-Bielsa, ¿por qué le tuvo que decir al ministro Daniel Sartor, de Desarrollo Social, que se baje el sueldo?

-El decreto 957 de 2001 dice que para calcular la rebaja salarial hasta debajo del sueldo del Jefe de Gabinete se deben considerar todos los ingresos en dinero y los beneficios sociales. Nosotros interpretamos que todos los rubros conforman la retribución. Hay muchas reparticiones con gente que recibe un adicional por desarraigo, que se incluyen para hacer el cálculo de cuánto deben cobrar. Este era el caso de Sartor, pero no le tomaron ese adicional para calcular el salario, sino que lo percibe aparte. La norma dice que ante cualquier duda debe recurrirse a la Subsecretaría de la Gestión Pública. Y eso fue lo que hizo Sartor: consultar a esta dependencia para ver si el desarraigo está incorporado en el cálculo. Si le dice que no, beneficiará al ministro y a mucha gente que se le descuenta ese adicional.


-Eticamente, ¿qué le parece que un ministro, que no gana poco dinero precisamente y menos para este momento, lleve casi a un arbitraje una cuestión salarial?

-El ministro recibió la nota por intermedio de mi secretario general. Y su impresión fue que Sartor se desayunó de este tema por la nota que le enviamos, y no que lo hizo de mala fe.


-¿Hubo algún político al que le liquidaron mal el sueldo "para arriba" e hizo la denuncia?

-Uno: Daniel Anglada, el Superintendente de Riesgos del Trabajo. Llamó, hicimos una auditoría, calculamos el sueldo que debía cobrar y listo.


-También detectaron más de 400 irregularidades en el Ministerio de Desarrollo Social durante la gestión de Graciela Fernández Meijide.

-No todo fue durante la gestión de Meijide. Muchas se repiten desde anteriores auditorías. Exactamente hay 25 observaciones leves, 343 importantes y 95 que son graves. Y me llamó la atención que se divulgó que en fondos rotatorios -que se rinden recién cuando se gasta toda la partida, lo que le otorga mayor discrecionalidad- ella había gastado en forma impropia 5.400 millones de dólares, cuando fueron 5.400.000. Y sí, sobre esta cifra, había inconsistencias en la documentación.


-¿Qué tan graves son las 95 peores observaciones?

-Son aquellas que comprometen la gestión. Pero en ninguno de los casos hay elementos que nos permitan pensar que se cometieron delitos.


-En otras palabras: hubo más ineficiencia que corrupción.

-Claro. Corrupción, en ese ministerio, no encontramos.

-¿Dónde lo ve parado al Gobierno a partir de las últimas medidas económicas?

-El desfinanciamiento nos acerca al temido default. Pero si llegamos al default no tienen que haber suicidios colectivos. Como hombrecitos, tendremos que hacernos cargo de las consecuencias, y tratar de que sean lo menos gravosas para la gente. Creo que el Gobierno intenta hacer menos dolorosa la situación. Donde hubo default hubo desórdenes sociales, arrasamiento de la clase política, abrupta caída del empleo y el PBI. Es más, quitando las diferencias intelectuales que pueda tener con él, no puedo dejar de reconocer que Cavallo se está comprometiendo hasta con el cuerpo con su función.


-¿A De la Rúa también lo ve poniendo el cuerpo?

-La gente tiene una idea equivocada de él. Dicen que duerme la siesta, y son todas macanas. Como todo obsesivo, De la Rúa es un tipo extraordinariamente trabajador. Pero tiene un ritmo diferente, y un liderazgo diferente también.

-Está hablando del mismo Presidente que le pidió la renuncia…

-Fue un episodio confuso. Una secretaria de Aiello (Leonardo, secretario privado de De la Rúa) me llamó una noche pidiéndome la renuncia en nombre del Presidente. Cuando estuve con De la Rúa, me explicó que era un malentendido y a mí me satisfizo.


-¿Cómo está la relación hoy con el Presidente?

-Perfecta. Si tuviera que decir que alguna vez alguien me presionó, mentiría. Por otra parte, pasado un tiempo, todos saben que el perro muerde y entonces nadie corre el riesgo de acercarse. Así que lo dejan tranquilo, nadie lo llama, nadie le habla.


-¿El perro es usted y le tienen miedo?

-No diría miedo, pero se termina conociendo el temperamento de la gente, se sabe lo que hay que decir y qué pone de mal humor. Son modalidades de trabajo.

-Usted dice que De la Rúa trabaja, pero ¿lo ve firme para conducir al país?

-Nadie podría decir que para él la firmeza es sinónimo de grito. Pero en las decisiones pareciera que todo sigue una lógica. Y él ha decidido pasar a la historia como el Presidente en que la Argentina se rasgó el manto, se vio en el espejo tal cual era y salió adelante, pero no a partir de ninguna receta mágica sino a partir de dolor y sacrificio.


-¿Esta lógica termina en los saqueos que están comenzando?

-Dando por cierto que son espontáneos, los saqueos son nada ante lo que podría llegar a suceder con default. Ese es el peor de los escenarios, es el más horroroso.

-Bielsa, cuando investigaba a la SIDE en relación a los sobornos en el Senado, fue amenazado: le enviaron los planos de su casa, el número de registro de su arma, de su cédula verde… ¿Llegó a saber quién fue?

-No. Pero no se olvide que, además, volaron el estudio de mi padre en Rosario, y tampoco supe nada. Quiero aclarar que no investigamos a la SIDE, sino que hicimos una auditoría, donde detectamos rendiciones irregulares e hicimos otros informes que son secretos y no puedo divulgar. Pero no asocio las amenazas a este caso. Trabajar de síndico es, a veces, arruinarles el negocio a particulares y funcionarios corruptos. Así que el tiro puede venir desde cualquier lado. De hecho, tengo una custodia que me puso la Policía Federal, y habitualmente ando armado.


-Dirá que es humor negro, pero su trabajo parece más peligroso que el de su hermano, Marcelo Bielsa, al frente de la selección nacional. Y eso, en la Argentina, es mucho decir…

-(Sonríe). Más peligroso puede ser, pero más estresante seguro que no.

-Las últimas, de fútbol: ¿qué le pasa cuando a su hermano le dicen "El Loco"?

-Viene de familia. A mi abuelo le dicen Loco, a mi viejo le dicen Loco, y a mí también me dicen Loco, como a mi hermano.


-¿Y a cuál de los dos hermanos le queda mejor el apodo?

-(Ríe). Ese honor se lo concedo a Marcelo.


-¿Hay algún jugador que a usted le gustaría ver con la celeste y blanca y no convoca? ¿A Riquelme, por ejemplo?

-No. Y jamás se lo diría, ni en la intimidad. Zapatero a tus zapatos... (duda). Bueno, tal vez, a Lucas Bernardi, un 5 de Newell's que está en Europa. Y no lo digo por fanático…

Bielsa en su despacho del tercer piso del viejo edificio de ELMA.

Bielsa en su despacho del tercer piso del viejo edificio de ELMA.

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