“No vivo este presente como una revancha por lo que me pasó en el Mundial” – GENTE Online
 

“No vivo este presente como una revancha por lo que me pasó en el Mundial”

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El fútbol siempre da revancha”, pregona un refrán tan viejo como la pelota misma. Seguramente Lionel Messi puede dar fe de estas palabras. Porque antes de cada alegría debió soportar siempre una decepción. La primera, cuando apenas tenía 5 años, en la canchita de tierra que estaba en su barrio, La Bajada, a tres cuadras de su casa. Piqui –así le decían sus amigos de la infancia– debía esperar largas horas a un costado a que sus hermanos mayores, Rodrigo y Matías, lo dejaran jugar por lo menos algunos minutos. “¡Era terrible! ¡Me moría de ganas de entrar y ellos ni me miraban! Después, cuando crecí un poco, no les dejaba tocarla”, cuenta hoy el delantero que todo el mundo compara con el mismísimo Diego Maradona.

El segundo disgusto lo encontró a los 13 años, cuando su papá lo trajo a Buenos Aires para probarse en River. En el club de Núñez lo rechazaron porque “era muy petiso (medía 1,39) para la edad y, además, no podían hacerse cargo del costo de las hormonas de crecimiento que tenían que darle”. Para los Messi no quedó otra alternativa que hacer las valijas y emigrar a Europa, para que Lio pudiera jugar en el Barcelona. Allí, el 17 de noviembre de 2003 se dio uno de los grandes gustos de su vida, cuando con 16 años se convirtió en el jugador más joven en debutar en la Primera del equipo catalán.

A medida que pasaron los partidos, el niño mimado cosechó tantos elogios que obligaron al por entonces técnico del Seleccionado, José Pekerman, a convocarlo para el Mundial de Alemania. Y a pesar de que llegó como la joyita de ese equipo, y que en las prácticas deslumbraba con su habilidad, sólo jugó unos minutos: “Espero tener mi revancha en el 2010”, dijo apenado después de que Argentina quedara eliminada.
Sin embargo, un año después, con 20 cumplidos, su patria volvió a darle una oportunidad. Alfio Basile se hizo cargo del equipo y antes del inicio de la Copa América declaró con su vozarrón: “Acá el único titular es Messi”. Y Lio trasladó su talento a Venezuela.

La gente hace fila en la puerta del hotel para verlo, lo aplauden hasta cuando tira un corner e, incluso, en el partido ante Paraguay, cuando ingresó a los 22 minutos del segundo tiempo, se escuchó una ovación de parte de los 40 mil espectadores, sólo comparada a la que se produce cuando algún jugador convierte un gol: “¡Messi, Messi, Messi!”, gritaron desde los cuatro costados. Y hasta los organizadores lanzaron fuegos artificiales. Es tanta la locura que genera El Pulga, que en el último encuentro ante Perú una de sus fans se tiró desde la platea, a tres metros, hacia la boca del túnel con la intención de tocarlo, cayendo pesadamente. “Es genial el cariño que nos llega. Pareciera que somos los locales. Por suerte, en lo futbolístico las cosas se nos vienen dando. Cada vez falta menos para nuestro objetivo, que es ganar la Copa América”, le declara puntual Lio a GENTE, desde Barquisimeto, y escucha preguntas.

–¿Alguna vez imaginaste que una chica se iba a tirar de tres metros para tocarte?
–¿Lo vieron en Argentina? ¡Yo no lo podía creer! Paré porque tenía miedo de que le hubiese pasado algo. Es muy lindo todo lo que nos transmiten adentro y afuera. Por eso estamos tan bien acá.

–¿Y personalmente cómo te sentís?
–Muy bien. De a poco vengo encontrando el fútbol que mostré en el Barcelona. Además, todo el equipo está en un gran momento, y se nota. Hay jugadores como Riquelme, Tevez o Mascherano que se encuentran en un nivel superlativo. Eso ayuda una barbaridad.

–¿Sentís esto como una revancha de lo ocurrido en Alemania, donde sólo jugaste pocos minutos?
–No. No vivo este presente como una revancha por lo del Mundial. Por ahí en Alemania no jugué tanto, pero fue mi debut. A pesar de todo lo que pasó y lo que se dijo, yo me guardé los mejores recuerdos.

–Hoy en Venezuela sos tan ídolo como Maradona…
–¿Te parece? (risas). La gente nos trata bárbaro, a mí y a todos los jugadores. Salís a la calle y ves a los venezolanos con la bandera argentina al cuello.

–Ahora que no está Oscar Ustari, ¿con quién compartís la habitación?
–Con Carlitos (Tevez), un fenómeno en todo sentido. A la noche escuchamos cumbia y hablamos mucho. Es un excelente compañero.

–¿Y con Riquelme cómo es el trato?
–Siempre me llevé bien con Román. Igual, ahora está más hablador que antes. En la cancha y afuera también. Me pone muy contento el nivel que tiene, porque no se merecía tantas críticas después del Mundial.

–También Coco Basile se la pasa elogiándote…
–¡Es un grande! Estamos contentos con él y con todo el cuerpo técnico. La verdad es que me siento mimado. En este equipo, el Coco es como mi viejo, y Riquelme y Tevez, mis hermanos mayores (carcajadas).

–¿Sentís que vas a ser campeón con Argentina?
–Creo que falta poco, aunque hay que ganar los partidos que faltan. Ojalá consigamos esta Copa, algo que el fútbol argentino necesita, y mucho. Arriba, el zurdo define ante la salida de Leao Butrón. A los 16 minutos del segundo tiempo marcó el segundo gol de Argentina ante Perú, el primero suyo en una Copa América. Derecha, junto al Coco Basile, quien al asumir dijo: “<i>Messi es el único titular</i>”. El Pulga le está respondiendo con todo su talento.

Arriba, el zurdo define ante la salida de Leao Butrón. A los 16 minutos del segundo tiempo marcó el segundo gol de Argentina ante Perú, el primero suyo en una Copa América. Derecha, junto al Coco Basile, quien al asumir dijo: “Messi es el único titular”. El Pulga le está respondiendo con todo su talento.

Lio posa en la pileta del hotel de Barquisimeto, donde el equipo nacional se alojó antes de los últimos dos partidos. En Venezuela lo consideran casi un dios.

Lio posa en la pileta del hotel de Barquisimeto, donde el equipo nacional se alojó antes de los últimos dos partidos. En Venezuela lo consideran casi un dios.

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