«Mi mujer está chocha de que haya vuelto al fútbol y no a la política» – GENTE Online
 

"Mi mujer está chocha de que haya vuelto al fútbol y no a la política"

A las 17.25, la voz ronca del flamante y viejo técnico de Estudiantes, apenas
es un hilo. Falta un minuto para que se cumplan los tres de tiempo adicional y
en el corralito del banco local, Carlos Bilardo camina de un lado a otro
mientras -con su eterno tic- se sube el nudo de la corbata. De las tribunas
estalla el clásico "Borombombón/ borombombón/ es el equipo del narigón" mientras
en la cancha, Estudiantes le gana a Talleres de Córdoba por dos a uno. Sin
dudas, la ciudad de la Plata vivió una semana bastante particular después de que
el hombre que más títulos consiguió en la historia del Pincha -como jugador
obtuvo un campeonato local, tres copas Libertadores, una Intercontinetal y una
Interamericana. Y como técnico el Metropolitano de 1982-, aceptó conducir al
equipo de sus amores: "Me costó mucho tomar la decisión porque tuve que dejar
mis programas de televisión, pero volví porque acá tengo muchos amigos y porque
a Estudiantes lo llevo en el alma"
, le dice a GENTE mientras camina por el
predio de City Bell antes de dirigir la última práctica. Aunque todavía faltan
casi 23 horas para su vuelta, el Doctor está ansioso y no bien llegamos al lugar
comenta: "¿Vieron que lindo qué es? ¡Esto no lo tiene ningún equipo del mundo! ¿Sabés
cuál es la historia de estas 120 hectáreas? Un día vino el tesorero del club y
nos pidió que lo vengamos a ver. Primero querían comprar 60 hectáreas pero para
eso teníamos que ganar la segunda Libertadores. En ese momento Canal 7 nos
pagaba 70 millones por la transmisión y las tierras costaban 40. Ahí, en el año
69, ganamos la segunda Copa y volvimos a repetir en el 70 para comprar las 60
restantes. Por eso cuando vengo a o este lugar siempre digo:
"Esto nos costó dos
copas de América". Y la del 70 terminó siendo la más comentada porque fue la que
agarramos a patadas..."

-¿Cómo qué la agarraron a patadas?
-Sí, en 1969 jugamos la final del Mundo contra el Milán y después del partido,
por informe del árbitro, Aguirre Suárez, Poletti y Manera, quedaron detenidos
por juego brusco. Cuando volvimos de la comisaría nos prometimos que en honor a
los muchachos nos íbamos a matar para ganarla otra vez. Y después de vencer a
Peñarol en Uruguay, entramos al vestuario y la agarramos a patadas (risas).

-¿Fue por todos esos recuerdos que se volvió a calzar el buzo de DT de este
club?
-Y, pensá que acá pasábamos ocho meses del año. Estudiantes es un sentimiento
difícil de explicar. Esa fue la primera frase que escuché cuando vine a La Plata
en 1966, de la boca del Toro Calandra, un ex jugador. Me acuerdo que se me
acercó y me dijo: "Esta es una gran familia y siempre tenemos que estar unidos
para defenderla..."

-Y sintió que este era el momento...
-¡Claro, cómo me voy a negar! Con Raúl Madero -un ex compañero de la época de
gloria-, les hablábamos a los muchachos y les decíamos que siempre teníamos que
darle una mano a los amigos y tratar de estar juntos en los momentos difíciles.
La semana pasada, el Flaco Poletti -el ex arquero de Estudiantes campeón
mundial- me golpeó la puerta de casa y me dijo: "Carlos, esto vos me lo
enseñaste cuando yo tenía 19 años y ahora no podes decir que no"
. Eso me mató.
Después recibí los llamados de la Brujita Verón (desde Londres), de Martín
Palermo (desde España) y de mucha gente amiga. Por todos ellos no me pude negar.

El domingo, el despertador sonó a las diez de la mañana. Bilardo desayunó un
café con leche y medialunas y leyó los diarios más importantes menos la parte
deportiva: "Hasta que no termine de dirigir no leo más nada. Sino, te haces
mucha malasangre
", dijo. Caminó un rato por el predio, almorzó unos fideos con
tuco y de postre un flan con dulce de leche. Después fue hasta su habitación y
se calzó el traje azul que estrenó ese día: "Si gano, lo voy a seguir usando",
arremetió. Llamó por teléfono a Gloria, su esposa ("mi mujer está chocha de que
haya vuelto al fútbol y no a la política
"), y subió al micro para ir al estadio.
Antes, la última pregunta:

-¿Carlos, con qué cosas sueña a los 64 años?
-Quiero que a Estudiantes le vaya bien y sueño con volver a ver las tribunas
repletas de familias. Hay que devolverle a esta institución el prestigio y el
orgullo que tuvo y nunca debió perder.

A las 17.26, Daniel Giménez dio el pitazo final y con dos goles del Tecla Farías,
la vuelta de Bilardo se transformó en un regreso con gloria. Antes de salir
levantó las manos y le agradeció a las más de 30 mil personas que lo aclamaban.
Ahí, cuando entró a la manga, Carlos Salvador Bilardo sintió que su sueño se
había puesto en marcha.

Carlos con la camiseta de Estudiantes en sus manos. Primero la tomó para la foto y después se quedó leyendo la inscripción que reza:

Carlos con la camiseta de Estudiantes en sus manos. Primero la tomó para la foto y después se quedó leyendo la inscripción que reza: "Campeón del mundo 1968". Ahí se le humedecieron los ojos y alcanzó a decir: "Lo que vale una copa".

Pasaron los años y el técnico no pierde sus mañas. Durante todo el partido sacó su repertorio de gestos y al final volvió a festejar con un triunfo.

Pasaron los años y el técnico no pierde sus mañas. Durante todo el partido sacó su repertorio de gestos y al final volvió a festejar con un triunfo.

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