«Me gustaría volver a enamorarme» – GENTE Online
 

"Me gustaría volver a enamorarme"

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Araceli González (35) está siempre en acción. Este año, dedicada
completamente al cine. Acaba de filmar Un día en el paraíso con Guillermo
Francella, la esperan un casting y una película de época a fin de año. Mientras,
prepara el cumpleaños de 15 de su hija Florencia (será en agosto), y mira
proyectos para su nueva casa que hará construir siguiendo las reglas del Feng
Shui
, con muchas fuentes de agua y luz natural. Sus temas recurrentes son el
cambio, su rol de madre sin renunciar a ser mujer, si deja entrar el amor
nuevamente a su vida y las diferencias fundamentales entre los hombres y las
mujeres. Le encanta hablar de todo esto. Así empieza la charla.

-Los hombres fluyen y las mujeres no.
-Los hombres son más relajados. La mujeres nos miramos qué tenemos puesto, quién
es el marido de la otra, de qué auto bajan y hasta cómo está pintada o la
cartera que llevan. Estamos pendientes, los hombres no. Disfrutan de otra
manera, los ves cuando juegan al fútbol o al rugby, son compañeros y amigos. Las
mujeres competimos todo el tiempo. De una manera inconsciente…

-Lo que pasa es que los hombres saben lo que quieren y van a buscarlo.
-No son vuelteros, no pierden el tiempo buscando tantas explicaciones. Las
mujeres tenemos que razonar siempre.

-¿Usted sabe lo que quiere y dónde buscarlo?
-Todo el tiempo estoy en la búsqueda. Cuando miro para atrás y veo lo que hice
hasta ahora, en algunas cosas estoy de acuerdo y en otras no, pero siempre
busqué. En estos días me puse a pensar en la felicidad. Y son solo momentos...
Hay escritores que dicen que es el olor al pasto recién cortado, ver nacer a un
hijo o el abrazo a tu madre en una situación especial. La felicidad son flashes,
y todo el tiempo estamos en la búsqueda. Estoy encontrando otras cosas…

-¿Cómo cuáles?
-Ir con mis amigas al cine un sábado. Es algo que no hacía hace años. Siempre me
sentía con la responsabilidad de no dejar a mis hijos solos aunque sea dos
horas. Esa cosa tan tonta de comprar pochoclo y sentarme a disfrutar de una
película es buenísimo. Ahora me digo: "Me estaba perdiendo esto por correr todo
el día trabajando o atendiendo a mis hijos". Muchas veces llegaba a la cama y me
preguntaba qué cosa había disfrutado ese día y, pensando, me quedaba dormida,
agotada. Ahora la paso bien tomando una cervecita o una copita de vino, que
antes no lo hacía. En otras cosas encontré el sabor de la vida.

-¿Y en las cosas menos cotidianas como el trabajo o el amor?
-El amor es cotidiano. Aunque no nos demos cuenta siempre estamos en la
búsqueda.

-Salvo cuando estamos enamorados.
-Ahí, no te da la cara para mirar a nadie. Cuando estás bien con alguien no
tenés necesidad de buscar. Todo es satisfacción, conexión y pueden pasar ochenta
personas que no las registrás.

- Dejemos el amor para el final. Hábleme del trabajo.
-Este es un año muy particular, siempre hice televisión y ahora no. Tuve la
oportunidad de conducir y hacer una novela para Italia, y me quedé con el cine.
Elegí hacer una película, Un día en el paraíso, con Guillermo Francella, pero
ahora salieron otras. Estoy por hacer un casting y a fin de año concretaré la
filmación de una peli de época, que es mi sueño desde hace mucho. Me di cuenta
de que relajarse y tomarse tiempo es buenísimo, da lugar a que aparezcan otras
cosas. El año cerró muy bien.

-Quedó disponible y salieron trabajos nuevos.
-Uno quiere ocupar su tiempo permanentemente, no dejar un bache para pensar,
crecer o ver qué harás en el futuro. Este año decidí relajarme y hacer cine. El
otro día, en la fiesta de fin de filmación, los periodistas me preguntaban qué
iba a hacer y yo, feliz, les contestaba: "Nada y está todo bien". En otro
momento hubiese estado desesperada, por no hacer televisión.

-Se copó con el cine.
-Me dio una satisfacción enorme. Stagnaro, el director, es un sol, me enseñó
mucho y con Francella me llevé perfecto. Me involucré mucho con el personaje,
con mucha profundidad, y eso tiene que ver con el crecimiento personal que
también es el laboral.

-Vamos al amor.
-¿Y qué te digo del amor?

-Usted habló de búsqueda y disponibilidad.
-Es cierto, para encontrar hay que estar disponible. En mi grupo de amigas, que
tienen treinta y cinco o cuarenta años, hay mucha ansiedad. Todas quieren
encontrar una pareja, ser queridas y dormirse abrazaditas. Yo misma, hoy llegué
a la nota diciendo que no soporto más ver Discovery Kids. Es la sensación de
estar pendiente de los hijos; pero hay otro lugar que, es el de la mujer, y yo
tengo que respetar este lugar. Cuando estás sola, esa búsqueda se tiñe de
ansiedad y no te permite encontrar nada.

-Sí, es una edad que mete apuro.
-Es una edad en la que las mujeres están como perdidas. Por ejemplo, lo peor que
le pueden decir a una chica de este grupo es: "Vos sos muy fuerte". A mí me
mata. Les contesto: "Basta, no, yo no soy fuerte". Todo el mundo me dice: "Vos
te la re bancás, Negra; sos muy fuerte, podés sola
". Y no, hay un punto en el
que me quiero liberar, ser mujer, y tengo ganas de decir: "No puedo". Aunque sé
que puedo.

-¿Tiene ganas de enamorarse?
-Sí, totalmente. Quiero saber qué pasa con el otro. Siempre fui muy
autosuficiente. Cuando digo enamorarme puede ser del anterior, del próximo.
Enamorarme sería sentirme bien, no tener que simular ser nada para gustar. No
tener que dejar de ser para gustar. Quiero la libertad que tiene que haber en la
pareja.

-Quiere encontrar el hombre que la ame tal cual es.
-Claro. También sé que una pareja de muchos años tiene muchos cambios. Crecemos,
cambiamos de gustos. Antes no leía el diario y ahora lo leo todas las mañanas.
Veo Fútbol de primera, ayer vi Racing-Boca. Es lógico que haya crisis cuando uno
cambia.

-Sobre todo si el otro no se da cuenta del cambio.
-¿Viste cuando te dicen: "Yo te conozco"? Es horrible. Nunca lo vas a
sorprender. Lo hablé el otro día con Carolina Papaleo, que está estudiando una
cosa que dice que va a reemplazar al psicoanálisis. Detesto que cuando tenés una
idea para sorprenderlo, él empieza: "A vos te llenaron la cabeza". Pasa también
con tus viejos y dan ganas de decirles: "Lo que pasa es que crecí, ya no soy la
que ustedes conocían".

-Decía que le gustaría enamorarse…
-Me gustaría volver a sentir lo que alguna vez sentí, que estaba todo bien. Todo
relajado. Que podía relacionarme. Muchas veces los seres humanos somos de una
manera fuera de casa y de otra dentro, estamos muy condicionados. Yo soy muy
exigente; ahora me relajé un poco porque quiero disfrutar de lo que viene.
Quiero ver qué me viene.

-Tiene ganas de recibir a alguien.
-Tengo ganas de ceder al otro para que pueda actuar. Hay hombres que dicen: "Con
vos es imposible estar, lo hacés todo"; es muy feo. No quiero que el otro sienta
que estoy tan segura, fuerte y que puedo todo.

-¿Tiene fantasías de restablecer una relación con Adrián Suar?
-Me encantaría. En este momento estamos reconociéndonos, replanteando, viendo lo
que no vimos durante tantos años. Cuando hay mucho cariño y amor pero mal
conocimiento se vuelve una etapa muy difícil de explicar.

-Viene larga esta etapa.
-Sí, pero hay que tomarse un tiempo. Yo no quiero salir enseguida a buscar otra
cosa. Necesito tomarme un tiempo. Si termino con algo tengo que estar muy
segura. Todos dicen: "Van, vienen, van, vienen", pero se necesita una gran
seguridad para algunas determinaciones.

-Usted arrastra un karma. Cuando está con Suar la quieren divorciar, y cuando
está divorciada la quieren reconciliar.
-Sí, es así. Recibimos presiones. El otro día fuimos al cine y cuando salimos
había una cámara. Es una presión enorme para que expliquemos en qué estamos. No
queremos salir más a la calle.

-Se cambió el look. ¿Es una cuestión emocional?
-Siempre hago cambios. Aunque, como casi todas las mujeres, voy a la peluquería
cuando me siento mal. De golpe, con Alberto Sanders decidimos sacar las mechas y
yo le dije: "Cortame". Me cortó, me oscureció el color y ahora estoy un poco
perdida, como desnuda. A mi hija no le gustó y a Toto le encantó. Es un tiempo,
después me crecerá. Por ahora es un cambio, terminó esta etapa.

-Está dispuesta a empezar de nuevo.
-Vamos a ver qué viene ahora. Algo me va a pasar. Tengo la sensación de que algo
viene.

por Teresa Ferrari
fotos: Machado - Cicala
producción: Sofía Delger. Asistente: Estefanía Allende
manager de Araceli González: Esther Skansi de Begega
maquilló: Mabby Autino. Peinó: María Angeles para Alberto Sanders
Agradecemos a: Juana de Arco, Jazmín Chebar, Fujimoda, Susila Tantrik y a la
Maison Alberto Sanders

No bien terminó la película con Francella se cortó el pelo cortísimo y se lo oscureció. Recuerda a la Araceli de La Banda del Golden Rocket, cuando se enamoró de Suar.

No bien terminó la película con Francella se cortó el pelo cortísimo y se lo oscureció. Recuerda a la Araceli de La Banda del Golden Rocket, cuando se enamoró de Suar.

Muchas veces llegaba a la cama y me preguntaba que cosa había disfrutado ese día y, pensando, me quedaba dormida, agotada. Ahora la paso bien tomando una cervecita o una copita de vino, cosa que antes no hacia. En otros aspectos encontré el sabor de la vida"">

"Muchas veces llegaba a la cama y me preguntaba que cosa había disfrutado ese día y, pensando, me quedaba dormida, agotada. Ahora la paso bien tomando una cervecita o una copita de vino, cosa que antes no hacia. En otros aspectos encontré el sabor de la vida"

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