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Luna de miel bien caliente

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Ahora sí que a Catherine Fulop no le falta nada. Cumplió el sueño de reencontrarse con toda su multitudinaria familia en Venezuela. Esta vez viajó por diez días con Ova y sus dos hijas. En
La Fulopera -el amplio caserón antiguo de los padres de Cathy en la calle Tama, de Caracas, poblado de fotos- las mesas no bajan nunca de 30 personas. Y la tradición familiar se cumple a rajatabla: el padre, Jorge, siempre en la cabecera; la madre,
Cleo, a la izquierda; Cathy y Ova, a la derecha, y después seis de los siete hermanos con sus respectivas familias (la séptima hermana, cantante y pianista, vive en Tampa, Estados Unidos, y está casada con Sheferlin, uno de los mejores bajistas del mundo). Todos se desviven por agasajar a los recién llegados, los cubren de mimos.

"Este viaje era muy, muy importante para mí -dice eufórica Cathy-,
porque yo los superextraño. Es que todos estaban muy preocupados por nuestra crisis de pareja. Mis hermanas y mis padres me llamaban todo el tiempo:
'Cathy, por favor, inténtalo. Son una pareja muy linda. No tires esa familia por la borda'.
En realidad, cuando se enteraron de la crisis, se querían morir. Pero ahora que vinimos todos juntos, están re-felices. Y yo también, porque los extrañaba mucho. Ellos lo quieren mucho a
Ova, y Ova a ellos. La casa está todo el día llena de gente. No descansamos."

Hacía un año que Cathy no los visitaba (la última vez lo hizo sola con sus hijas), y su marido, un año y medio. El viernes 8 de junio,
Ova festejó en Caracas su cumpleaños número 36. Gran fiesta gran, por supuesto.
"Yo le regalé una campera de cuero camel de Hugo Boss -cuenta Cathy-.
Mi hermana Maribel, un cinturón; mi hermana Jazmín, un traje de baño, y Oriana y Tiziana otro, porque Ova
no había traído ninguno. Y siguen los regalos..."

En principio, el proyecto era quedarse hasta el martes 12, porque el miércoles
Cathy debería comenzar con los ensayos de Extraña pareja, la obra de teatro que hará con Patricia Palmer y que será producida por el propio
Ova. Y él también debe estar en Buenos Aires para filmar las últimas escenas de
Nada por perder, la película que protagoniza con Graciela Alfano, de la cual es el productor.

"Pero queremos extender estas vacaciones unos días más -dice Fulop-.
Por lo menos, hasta el domingo 17, para festejar el Día del Padre todos juntos, como hace mucho no lo hacíamos. Además, con Ova
queremos hacernos una escapadita solos. Un par de días en una islita perdida en el Caribe. Las nenas se quedarán en Caracas con mis padres. Será la primera vez que estemos solos-solos después de la reconciliación. ¡Un momento histórico, imagínate!"

-Una verdadera segunda luna de miel.
-Es importante que estemos solos. Sin las nenas, sin la familia, sin nadie. Tenemos que darnos tiempo sin apresurarnos. No es fácil reconstruir una pareja y no queremos ningún tipo de presión. No te podría decir:
"¡Oh, estamos en una luna de miel, todo es fantástico, maravilloso!". No. Seguimos intentándolo. Lo importante es seguir juntos y disfrutar de estos momentos con nuestras hijas. Yo estoy ahora mucho más tranquila.

-¿Qué sentiste cuando estaban separados?
-El estar separada fue muy fuerte, muy duro para mí. Me sentía sola, muy sola con las nenas, y lejos de mi familia. Y me sentía sola porque no lo tenía a
Ova. Las nenas estaban mal por la separación y yo sentía más culpa todavía por dejarlas solitas, porque fue la época en que trabajé más que nunca. Eran pocas las veces que estaba en casa.

Poco antes de la crisis, Cathy le había dicho a GENTE: "Después del embarazo de Tiziana (2)
me empeñé en regresar a mi carrera y a la vidriera. Quiero volver a sentirme bien conmigo misma. Además, tengo un marido que está todo el día con la vida sana y el gimnasio. Entonces tomé un personal trainer
que viene a casa cuatro veces por semana. Yo no era capaz de dejar a mis hijas para ocuparme de mí". Y no sólo hizo gimnasia, sino que empezó una dieta estricta: rebajó 5 kilos, tomaba tres litros de agua por día, trataba su piel con una cosmiatra, y a medida que aparecían los progresos, empezó a comprarse ropa más sexy, más audaz, y cambiar largo de pelo y maquillaje. Y la nueva Catherine Fulop sorprendió a todos: más que nunca era una diosa, la bomba latina, con curvas y contracurvas que cortaban el aliento.
"Me gusta ratonear. Soy una latina caliente", decía. Le llovieron contratos, publicidades, desfiles. Y fue ahí donde estalló la crisis en su matrimonio de siete años con Osvaldo Sabatini.
"Hasta ahora solo fui la cuñada de Gaby y la mujer de Ova. Ahora quiero ser
yo"
, resumía entonces.

-¿Qué cambió en vos después de esta crisis?
-Trato de delegarle a Ova algunas cosas de las nenas, lo dejo participar más. Antes quería hacer todo yo sola: bañarlas, darles de comer, hacerlas dormir. No le dejaba nada a él. Y tanta tarea me agobiaba. Con el tiempo, esas rutinas me asfixiaron. En cambio, ahora comparto esa responsabilidad con él. Y si me dan ganas de salir sola con mis amigas, lo hago. Mutuamente, nos estamos dando más libertad.

Los cambios de Cathy en ese momento no se limitaron solo a lo físico. También quería darle otro rumbo a su carrera de actriz.
"Siento que en este país me ficharon como una chica sexy de telenovela, tipo Marilyn Monroe tonta. Voy a trabajar porque quiero ir en contra de
esto"
, desafiaba con enojo. Y estudió teatro con Julio Chávez, desechó una oferta para ser vedette con Nito Artaza, y prefirió trabajar en
Ilusiones, la telenovela con Oscar Martínez. Ahora, su próximo paso será hacer teatro.

-Yo ya hice tres obras de teatro en Venezuela. En realidad, empecé como actriz de teatro, y después pasé a la telenovela. Pero estoy un poco
nerviosita por este nuevo desafío, después de tanto tiempo.

-Entonces, Cathy, ¿la crisis de pareja quedó atrás definitivamente?
-El peor momento ya pasó. Ahora, de a poquito, vamos a intentar reconstruir la relación. Nos llevará tiempo. Pero no queremos apresurarnos.

Para Ova, la crisis fue como una cachetada violenta en su vida. Más introvertido que
Cathy, habla de la pareja con optimismo, quizá porque por estos días está pasando momentos de verdadera felicidad en Venezuela. 

-Ova, ¿qué cambió en vos después de esta separación?
-Ahora colaboro más con las cosas cotidianas del hogar, con la atención de las chicas. Antes le dejaba toda esta responsabilidad a
Cathy. La vida me había llevado a no pensar que todas estas pequeñas cosas eran importantes para la pareja. Ahora entendí que el hogar es de los dos. Y las responsabilidades hay que compartirlas.

-O sea que la crisis te sirvió.
-Me sirvió para crecer. Para replantearme muchas cosas, no sólo sobre mi pareja, sino también sobre lo que estaba haciendo con mi vida. Sí, irme por un tiempo de casa me vino muy bien. Vos empezás a valorar algunas cosas después de un golpe tan fuerte como una separación.

-¿Extrañaste mucho?
-Muchísimo. Especialmente, extrañaba el día a día, las pequeñas cosas cotidianas. Soy muy
familiero, así que imaginate...

-Te propusiste volver a enamorar a Cathy. ¿Ya lo conseguiste?
-(Risas) El amor entre nosotros nunca se apagó. Pero yo había olvidado que la pareja es una conquista diaria, una tarea de todos los días. Es muy común que los hombres le den más importancia a otras cosas, y pasen por alto lo verdaderamente valioso. Ahora estoy tratando de reparar ese error. Queremos seguir juntos por la pasión, no por la costumbre.

-¿Qué te decían tus hijas?
-Todo el tiempo me preguntaban -especialmente Oriana, la mayor- por qué yo no vivía en casa.
"Porque las cosas entre papá y mamá no están bien, pero quedate tranquila que todo se va a
resolver"
, les respondía. Ahora, cuando volví a casa, les dije: "¿Vieron que papá no les mintió?". Desde que estamos juntos nuevamente se las ve más alegres, más tranquilas. Te aclaro que ya mudé definitivamente toda mi ropa al hogar conyugal (risas).

En Venezuela, Ova se olvidó de su gimnasia y de sus platos naturistas. Con
Cathy comen plátanos fritos por la calle (su debilidad), y los sándwiches de jamón y queso que se venden en las panaderías caraqueñas. Esto, sumado a las sabrosas comidas del generoso hogar de sus suegros, donde por estos días
Cathy lava los platos cuando la ronda le toca.

"¿Vos creés que acá descansamos? Nada de eso -concluye Ova-. Todo el día estamos con gente, de paseo o ¡comiendo! Eso sí, estamos desconectados de otros problemas. Vamos a tomar sol a las playas de la Guayra, cerca del aeropuerto. Mis viejos me mantienen al tanto de lo que está pasando en la Argentina. No te creas que acá las cosas están muy bien tampoco."

-Bueno, pero ahora van a pasar dos días solos en una isla. Será tu oportunidad de lucirte...
-(Risas) Ahí sí que me tengo fe. Como siempre, voy a aprobar el examen con un excelente felicitado...
<i>Ova</i> y <i>Cathy</i> disfrutan de las playas cercanas al aeropuerto de Caracas. <i> , confesó Catherine.">

Ova y Cathy disfrutan de las playas cercanas al aeropuerto de Caracas. "Mis hermanas y mis padres me pedían que no tirara la familia por la borda. Y ahora que nos ven otra vez juntos están re-felices" , confesó Catherine.

Luego del reencuentro con la familia de Catherine, la pareja decidió hacerse una escapada solos a una isla del caribe. <i>, presagia Cathy.">

Luego del reencuentro con la familia de Catherine, la pareja decidió hacerse una escapada solos a una isla del caribe. "Será la primera vez que estemos solos-solos después de la reconciliación. ¡Un momento histórico, imagínate!" , presagia Cathy.

<i>Ova</i> y <i>Cathy</i> disfrutan de la playa junto a sus hijas Oriana y Tiziana.

Ova y Cathy disfrutan de la playa junto a sus hijas Oriana y Tiziana.

<i>Ova</i> y <i>Cathy</i> junto a Tiziana, la menor de sus hijas. <i> , confiesa Ova.">

Ova y Cathy junto a Tiziana, la menor de sus hijas. "Extrañaba mucho el día a día con las chicas" , confiesa Ova.

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