«Hoy, cualquier gil anda con una ametralladora y no pasa nada» – GENTE Online
 

"Hoy, cualquier gil anda con una ametralladora y no pasa nada"

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"Si hubiera decisión política, planes de seguridad y conducción de la fuerza, se podrían bajar los delitos en un 70 por ciento en ocho o nueve meses. Pero hoy la libertad se perdió, y las calles son de los delincuentes". Luis Patti se balancea en el sillón de su despacho en la intendencia de Escobar. Lo rodea una escenografía austera: soldaditos de juguete, un cuadro con los combatientes de Malvinas, fotos de Evita y Carlos Menem. Lo ocupa e
l mismo tema que desvela a todos: la inseguridad.


-¿Qué haría para llegar a esos porcentajes?

-Primero, destruir el Código de Procedimiento del ex ministro Arslanián. El segundo paso serio, presentar un plan de seguridad. Ni Duhalde, ni Ruckauf ni Solá presentaron uno. Sólo hablaron. Y tercero, perseguir implacablemente al delito. Cuanto mejor funciona la seguridad, menos adolescentes ingresan al delito, y así se necesitarían menos cárceles. Si actúa la seguridad y se lo pone en caja, el que roba una bicicleta hoy no hará un secuestro exprés mañana. Es simple.


-¿Qué significa "poner en caja" para usted?

-Hacer funcionar las leyes y la represión. Acá, represión es mala palabra. Y esclarecer delitos es, ni más ni menos, reprimirlos. Pero desde hace muchos años, el Gobierno corre atrás del delito.

-¿La policía puede estar desligada del poder político?

-No.


-Sin embargo, Juan Pablo Cafiero -ministro de Seguridad y Justicia de la provincia de Buenos Aires- dice que no le importa si la policía está con él, porque lo puso el poder político.

-Error. La designación de Cafiero no fue una señal hacia la sociedad, sino hacia un sector de los piqueteros. No creo que tenga mala intención, pero deberían haber designado a alguien con un perfil no garantista. De todos modos, démosle la chance de que presente un plan de seguridad.

-¿Cómo imagina ese plan?

-No sé, pero si va a ser sólo aumentar las condenas para menores, y comprar patrulleros y reforzarlos con personal, no sirve.


-Los delitos cometidos por menores crecieron un 142 % en estos cuatro años. ¿Cómo hace para que los institutos que los alojan no se transformen en escuelas de delincuentes?

-Hay que meter plata. Otro secreto no existe. Pero además de planes sociales y de estudio, que son temas de fondo, hay que lograr que los menores no entren en el delito. El crimen tiene dos socios: la impunidad -lo que ven los jóvenes hoy- y el medio ambiente. Y no las condiciones sociales, que sí aumentan el riesgo. Pero, ¿desde cuándo el pobre es delincuente? En las villas miseria, el 85 por ciento de la gente es honesta.


-Usted sabrá que muchos policías señalan que allí no pueden entrar.

-Mire, al jefe policial que dice eso hay que echarlo por inútil. ¡¿Cómo no va a poder entrar a una villa?! Yo escuché eso, y no encontré ninguna réplica del Gobierno o del jefe de Policía.

-¿En la toma de rehenes en un supermercado en Avellaneda se actuó bien, o no hubo una tragedia por casualidad?

-La policía debe esperar siempre. Nunca dejar que los delincuentes se muevan con los rehenes. Es peligroso y siempre termina con muertes. Lo fundamental es que el diálogo entre el delincuente y los policías lo haga alguien experimentado. Y que luego haya castigos, aunque esté involucrado un menor.


-Si hubiese estado a cargo del operativo, ¿habría disparado cuando hubo chances?

-Tal vez no, y le digo por qué: como estaban tomando bebidas, si pasaba una hora más se dormían los tres. Si no hubiesen estado bebiendo, habría ordenado disparar.


-¿Qué propone para aquellos que secuestran y matan, como en el caso Canillas?

-Pena de muerte, porque le salvaría la vida a alguien: al secuestrado. Y también pena de muerte para el narcotráfico, y para los que violan y luego matan. Eso sí: deberían intervenir 20 jueces, fiscales, defensores, y no un solo juez.


-¿Existe una cultura de la delincuencia?

-En la calle, influye más la "junta" que los padres. Antes, por ahí también, pero como mucho, a un pibe le decían que se tomara un whisky. Hoy le dicen "vamos de caño".

-Me da pie para preguntarle por lo fácil que se consiguen las armas, por lo general de manos de "amigos…".

-Sí, el grueso de las armas es así.


-…y la máxima preocupación es que el arma no "tenga un homicidio" encima. ¿Cómo evitar esa proliferación?

-Hoy, cualquier gil anda con una ametralladora, un fusil, una pistola y no pasa nada. Tiran los delincuentes más que la policía. En el entierro de un compañero mío pregunté si estaban buscando a los asesinos. Y en confianza, un oficial me dijo: "Mañana no los buscan más". Eso los delincuentes lo saben. Mire si andaremos mal que los policías usan chalecos antibalas.

-Y los matan igual: hubo 70 uniformados asesinados este año.

-Porque el chaleco es una mentira, los matan igual. La policía no tiene que usar chaleco antibalas; los delincuentes deben saber que si le disparan van a pagar. Esas tienen que ser las reglas de la calle. Se rompieron los códigos, y los hicieron romper los políticos.


-¿Qué peso tiene la corrupción? Muchos dicen: "Si roban los de arriba, por qué yo no".

-La impunidad tiene influencia. Si no hay premios y castigos, la sociedad queda sin timón. 

-Porque además de robos y crímenes, hay violencia en otros ámbitos. Vea: primera fecha de fútbol, y ya hay un herido grave.

-La policía tiene que cumplir la ley. Hay una línea blanca que no se debe trasponer. Si uno la pasa y viene un vigilante, le pega un bastonazo, le mete las esposas y le encajan 30 días de arresto, los otros no la van a pasar. Ahora: ¿hay una orden del Gobierno para que eso se cumpla? No. Entonces habrá incremento de violencia en las canchas.

-Al comienzo me dijo que había que destruir el Código de Procedimiento de Arslanián.

-Sí, entre otras cosas, porque la policía no puede interrogar. Al delincuente hay que interrogarlo, probarle los hechos y llevárselo al juez.

-¿Interrogatorio hasta qué punto?

-Hasta donde lo marque la ley. Hoy no se puede hacer, y es perjudicial para la seguridad.

-Antes mencionó a un policía muerto. ¿Es necesario hacer una ley especial para castigar su asesinato?

-No. Hay que poner en práctica la ley de la calle, buscar a los asesinos hasta debajo de la cama, y que sepan que no es fácil matar a un policía, un comerciante o un obrero. Siempre que hay un escándalo se dice: "Vamos a cambiar las leyes", y así se pasa un año sin hacer nada.

-Cuando llega a su casa, cuando sale… ¿tiene miedo?

-Bueno, ahora voy armado, y antes no. La inseguridad no es una sensación, es una realidad. Y crecerá un 30 o 40 por ciento de aquí a fin de año.

-Hay millones de armas es manos de particulares. ¿Es aconsejable?

-No. La estadística dice que los que se quisieron defender casi siempre han perdido. Hace un tiempo me quisieron asaltar, me enfrenté con siete personas en un tiroteo. Fue una suerte, me pudieron haber matado. Después tuve otros enfrentamientos. Yo llevo el arma por obligación, pero al vecino común le aconsejo no usarlas. 

-¿Mató a alguien?

-En el que le conté, sí. Murieron delincuentes, y hubo vecinos heridos. Pero insisto: no aconsejo usar armas.

-¿Entonces los ciudadanos no pueden hacer nada, tienen que esperar todo de la policía mientras sigue la violencia?

-La calle es del Estado. No hay que bajar los brazos, y hay que reclamar siempre. Y no tomar agencias de seguridad privadas para la esquina de su casa. Mire San Isidro y Vicente López, están llenos de garitas y es donde más crece el delito. Los delincuentes no se asustan por eso. Y tampoco si ponen más policía. Van a terminar robando los patrulleros y matando más policías.

Luis Patti -el intendente de Escobar- pide pena de muerte para los que secuestran y luego matan.

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