Bueno, hasta su apellido impacta. Y todo el resto también, claro. Su metro
79, sus ojos negros, su contorno más que avasallante que ahora es elogiado por
todos, pero que en su momento fue un problema. A los 16 años, cuando recién
empezaba, la rechazaban en todos los castings de modelos porque sus
pechos eran demasiado -demasiado- grandes… En fin, ideales de belleza que el
tiempo va cambiando. "Hoy muchos me elogian mi cuerpo, pero en su momento fue
una verdadera traba para mi carrera", recuerda ella.
La historia oficial de esta italiana empieza unos años más tarde, en 1994,
cuando Maria Grazia, con 25 años, encarnó a la sencilla Beatrice Russo en Il
postino. Y fueron una sensación: ella y la película. En Italia enseguida fue
señalada como la nueva Sofía Loren, la gran musa del cine local, un título nada
despreciable. "Para mí es un orgullo, aunque no sé si a ella le hace mucha
gracia…", dice esta italiana de 36 años, que en 1995 se casó con el
empresario Giulio Violati y que tiene una hija de 3 años, Julia Grazia Maria. Y
que además tiene su curriculum: Il postino (1994), El día de la
bestia (1995), Los Soprano y James Bond, entre una lista de casi
veinticinco películas.
Maria Grazia llegó a la Argentina el domingo a la mañana -en un vuelo de
Alitalia- con su troupe: Giovanna Cucinotta, su hermana, Giovanni
Petroni, su asistente, y Federica Manizi, su manager. En Ezeiza la esperaba una
van Mercedes Benz que la producción del programa La noche del 10
le puso para que se desplazara durante su estadía en Buenos Aires. Se instaló en
el hotel Intercontinental, almorzó en el restaurante Piegari y,
rápido -no era cuestión de desaprovechar el tres y medio a uno del euro con
respecto al peso-, salió de shopping. "Compré algunas cosas para mi
ragazza", se excusó.
A la noche cenó en la Esquina Carlos Gardel, en el Abasto, al ritmo de
un show de tango hasta pasada la medianoche. Y al hotel a descansar y a
reponerse de un día de viaje cruzando el Atlántico. Y el lunes empezó tarde para
la Cucinotta, después del mediodía. Y con jaqueca. La van Mercedes Benz que la
producción del Diez le puso para llevarla a todos lados paró en una
farmacia del barrio de Congreso, y la actriz -ella misma- bajó a comprar unos
analgésicos, mientras las empleadas se preguntaban si era o no era la recordada
actriz de El cartero…
Después compró unos discos en El Ateneo y almorzó en Estilo Campo,
en Puerto Madero. De ahí, otra vez al hotel, a prepararse para el gran evento:
el programa de Diego Armando Maradona. Y deslumbró, por supuesto. El martes al
mediodía otro vuelo de Alitalia la devolvió a Europa. Poco antes del
programa estuvo a solas con GENTE.
-¿Qué impresión te llevás de estos pocos días en la Argentina?
-Estoy fascinada con los argentinos y con el país. Las mujeres son tan femeninas
y los hombres tan caballeros… La verdad, aunque anduve un poco a las corridas,
me sentí como en Italia.
-¿Ansiosa por visitar el programa de Maradona?
-Un poco nerviosa, pero espero que todo salga bien. El les dio muchas alegrías
jugando al fútbol y ahora espero que se las pueda dar desde la televisión.
-En algún momento se comentó que había alguna posibilidad de que filmaras
en la Argentina. ¿Qué hay de cierto?
-Por ahora nada concreto. Aunque en unos meses más voy a filmar una película que
comienza en Italia y termina en la Argentina. Así que en un tiempo más me
volverán a tener por aquí.
En los tres días que estuvo en Buenos Aires, Maria Grazia Cuccinota se dedicó a pasear.
El domingo anduvo por Recoleta, hizo shopping en el Patio Bullrich, almorzó en Piegari y a la noche comió en Esquina Carlos Gardel, adonde la recibió el RRPP Guga Pereyra.
