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"Bailando soy patético"

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Suite 1633 del Essex House Hotel. Ultimos días de cálido otoño en Nueva York.
Richard Tiffany Gere, natural de Filadelfia, 55 joviales agostos, ingresa pulcro
de los pies a la cabeza: zapatos de gamuza negro haciendo juego con medias del
mismo color, jeans gastados Armani, camisa azul y un blazer a cuadritos, más el
aderezo de un Tag Heuer con cuadrante blanco en su muñeca derecha y un yeso en
su mano izquierda. "Me esguincé la semana pasada mientras cabalgaba", explica.
¿El pretexto? Presentar ¿Bailamos? (Shall We Dance), remake del exitoso film
japonés estrenado en 1997, y en el cual Gere interpreta a un hombre de hogar,
casado y con una hija, que decide comenzar a tomar clases de baile -tango
incluido-, con una maestra de lujo... Jennifer Lopez.

-Quién lo ha visto y quién lo ve. ¡Ahora pareciera que fue bailarín toda su
vida…!
-En mis comienzos, recién llegado a Nueva York, me contrataron para actuar en
varios musicales de rock, entre ellos Grease. Yo podía cantar y ejecutar algunos
instrumentos, y también, moverme, pero no me atrevo a decirle que podía bailar.
Sucede que como éramos jóvenes, nos daban coreografías en los que primaba el
espíritu atlético, más que la actuación en sí. No éramos bailarines calificados,
éramos actores que sabíamos movernos.

-¿Se puso nervioso para el protagónico de ¿Bailamos??
-Sí, muy nervioso. Jennifer Lopez es una gran bailarina y yo soy lamentable,
patético. Aprendí mucho, pero no puedo decir que sea un gran bailarín.

-Sin embargo, venía de la experiencia con la película Chicago…
-Era distinto, otro tipo de danza. El tap es muy variado y cerrado, con un
control y movimientos distintos del cuerpo. Ponés tu cuerpo en posiciones
extrañas. Chicago no tiene nada que ver con ¿Bailamos?.

-Pero el tango lo baila muy bien...
-(Se saca los anteojos) No crea. Lo que bailamos era un mix de géneros. El tango
es tan apasionante que no ha dejado de sorprenderme. La cabeza en alto, erguido
y tenso. A veces llegaba a casa con dolores de columna (lanza una carcajada).

-¿Qué conoce del tango argentino?
-Poco. He escuchado a Piazzolla, y me parece fascinante.

-¿Es verdad que no le gustaron algunos compañeros con los que tuvo que compartir
escenas de danza?
-(Sonríe mientras observa de reojo a su asistente personal que, a la vez,
observa de reojo al periodista.) Hay que confiar en el otro, aunque no te guste.
Y no sólo por el poder de la coreografía, sino para que el público, en su
butaca, crea lo que está viendo. Pero repito: hay que confiar en tus compañeros,
ya sea que tengas que guiar el baile o dejarte guiar.

-¿A Jennifer la guiaría o la seguiría?
-(Vuelve a sonreír y se revuelve su cabellera canosa.) La seguiría. Era una
ilusión cuando la guiaba. Ella tiene un poder de control increíble.

-Su John Clark de ¿Bailamos? es un hombre casado, con ganas de ser más y con
algunas insatisfacciones personales. ¿Cuánto de parecido tiene con usted?
-Le diré que soy muy distinto. Trato de transitar conscientemente mi vida.
Claro, mi vida sufrió un cambio muy fuerte hace diez años...

-¿Habla de los accidentes de helicóptero que tuvo?
-Algo de eso hay, pero no es todo. Fue un proceso interno... Mi corazón... mi
mente... Y ahora, como le comenté, trato de organizar conscientemente mi vida.

-¿Le pesa la fama?
-Muchas veces trabajé para pagar las cuentas. Pero tengo mucha suerte. Usted y
yo tenemos mucha suerte. Disfrutamos de nuestras profesiones. Adoro filmar cosas
distintas, y disfrutarlas. Antes decía que iba a dejar el cine a los 50, pero me
siguen apareciendo guiones interesantes.

-¿Puede separar lo místico del show bussiness?
-Se pueden hacer las dos cosas, trabajar en cine y trabajar por los demás. Hay
gente que necesita una oportunidad. El tema pasa por hacer todo con el corazón.
El destino está marcado. Quizá uno salga a la calle y lo atropelle un auto. Como
dijo, yo estuve en dos choques de helicópteros, en dos situaciones límite. Y sé
que eso ocurre cuando el karma de uno está exhausto. También sé que habrá un fin
de esta vida pero otra comenzará. ¿Por qué no partir habiendo ayudado al
prójimo?

-Capitanea dos fundaciones, ¿cierto?
-Sí. Una, privada, que lleva mi nombre, y otra, pública, destinada a cuatro o
cinco áreas puntuales. Pretendemos proteger la cultura, solucionar problemas
comunitarios, organizar actividades espirituales. Hemos desarrollado tareas en
la India y pronto comenzaremos un programa en Rusia. También apuntaremos a Medio
Oriente. Alternaré mis próximas películas con viajes hacia allá. Intentaremos
tratar varias problemáticas descuidadas: el sida, las condiciones en prisión, en
pocas palabras, ayudar a mejorar la vida de la gente.

Después de su fracaso sentimental con Cindy Crawford (se dice que ella jamás lo
acompañó en sus compromisos budistas y sus inclinaciones tibetanas, y que la
relación era bastante extraña), Gere le dio el sí a la imponente modelo y ex
chica Bond Carey Lowell (43). El resultado de este matrimonio, que ya lleva una
década, es su hijo de 4 años llamado Homer James Jigme (Homer -como su abuelo
paterno-, James -por el materno- y Jigme -por la expresión budista "sin miedo").

-¿Es obsesivo con su hijo?
-Mis padres han sido muy cariñosos conmigo y me hubiese odiado de no darle a
Homer lo que me dieron a mí. Planeo tener más hijos o adoptar, pero el tema de
la adopción también me inquieta. ¿Cómo enseñarle a un niño a ser respetuoso con
el mundo en un mundo, a veces, de horrores y miedos? ¿Cómo hacerle entender que
hasta un insecto tiene fuerza de vida? Me gustaría acolchonar el mundo entero
para que mi hijo no se lastime.

-Usted ha hecho de todo: actuar en éxitos como Mujer bonita, Reto al destino y
Sospecha mortal; producir tres filmes, viajar por todo el mundo, publicar un
libro, promover la conciencia acerca del Tibet y su cultura. ¿Se siente completo
o aún le falta más?

-Me falta muchísimo más. Todo lo que siga haciendo será poco en relación con
ayudar a que haya paz en el planeta. Y no se lo digo desde una postura arrogante
o intelectual.

-¿Cómo es su relación con el Dalai Lama?
-Unica. Sé que ahora está en Miami, pero lo veré en un par de semanas en la
India. Es un ser mágico. Los países latinos son muy abiertos con él. No importa
el color, la raza, la religión... no importa cómo sean. Hay que tomar el ejemplo
de los países latinos.

-Dejemos a los latinos y cerremos hablando de los anglosajones: ¿Qué cree que va
a pasar en los Estados Unidos a partir de las elecciones que acaba de ganar Bush?
-Yo pensaba que no podíamos permitir que ocurrieran cosas como las que
ocurrieron ni que podíamos permitir que esta gente nos manejara cuatro años más,
pero… bueno, yo era un niño a comienzos de los 50 y recuerdo que había
problemas, pero nunca esto. Jamás se llegó a lo que viven hoy los Estados
Unidos.

Sí, el hombre siempre baila con diosas. Fueron Catherine Zeta-Jones y Renée Zellweger en Chicago (2002), y lo es Jennifer Lopez en <i>¿Bailamos?</i>, que  aquí se estrenó el 11 de noviembre.

Sí, el hombre siempre baila con diosas. Fueron Catherine Zeta-Jones y Renée Zellweger en Chicago (2002), y lo es Jennifer Lopez en ¿Bailamos?, que aquí se estrenó el 11 de noviembre.

…Para Richard, que, además de dedicarle tiempo a su profesión, le entrega otro tanto a sus costados humanitario y místico.

…Para Richard, que, además de dedicarle tiempo a su profesión, le entrega otro tanto a sus costados humanitario y místico.

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