“Brave Pumas”, les puso hace cuarenta años un periodista sudafricano. Y así quedó nomás. Después, varias generaciones de bravos rugbiers se encargaron de mantener el nombre y la mística, a lo largo de una historia que se le animó a los mejores del mundo. El sábado pasado, ante un Vélez colmado, se reeditó Argentina-Sudáfrica, el test match que bautizó a nuestro seleccionado cuatro décadas atrás. Pasen y vean.
Una caldera. Eso parecía el estadio José Amalfitani con sus tribunas colmadas por cerca de 40 mil fans. Tarde soleada, hinchas sudafricanos mezclados con los de cabotaje, camisetas celestes y blancas a rayas horizontales, y chicas muy pero muy bonitas. El touch de glamour necesario, bah. Pero también folklore futbolero: la avenida Juan B. Justo huele a choripán. Los sudafricanos se preguntan de qué se trata, y un grupo de hinchas del CASI explican en un inglés poco ortodoxo: “Typical, Argentinian food”. Y adentro, el hospitality, una carpa VIP para 300 privilegiados, organizada por la gente de Sport Five, con Diego Domínguez (ex rugbier, campeón con Agustín Pichot en el Stade Francais el año pasado) a la cabeza. La previa fue animada por Julián Weich, que se cansó de regalar camisetas de Los Pumas.
Las fieras están listas. A las cinco menos cinco todos corrieron para la cancha. Y la gente empezó a cantar esa que dice “… una cosa que empieza con P… ¡Pumas!”. Y al rato, un grito bastante conocido: “Maradooó, Maradooó”. Es que el Diez fue a alentar a los de Loffreda. Y la tribuna vibró con un primer tiempo para encuadrar. Y el Diego gritó “oleee”, con la escalada de Felipe Contempomi –genio y figura de la tarde– que terminó con el try de su hermano Manuel y con el primer tiempo 20-16 para los argentinos. Tributo a vos, Diego. Los Pumas les mojaban la oreja a los Springboks, una superpotencia del rugby mundial, con magia, mucha magia. El entretiempo fue animado por Bebe Contempomi. También estuvo Guillermo Novellis de La Mosca, que se conformó con armar una ola, tras un fallido intento de que la tribuna cantara uno de sus hits.
Cambia, todo cambia. En el segundo período, los Springboks hicieron gala de su poderío físico y dieron vuelta el resultado. Los Pumas estuvieron cerca: 34-23, indicó la chapa final. Después de las duchas, previo paso de Maradona por el vestuario –se llevó la camiseta de Pichot–, todo terminó en el VIP de GENTE, entre modelos, champán, salmón y caviar. A pesar de las caras largas, Los Pumas saben que dieron otro paso y que cada vez están más cerca…
Felipe Contempomi (gran figura) se lanza en una carrera de cuarenta metros que va a terminar con el try de Martín Leonelli. El 10 fue la figura del equipo argentino.
En un marco impresionante, Los Pumas le jugaron de igual a igual a la segunda potencia del mundo, antes de caer por 34 a 23.
Después del cambio de camisetas –hombreras excluidas–, los Springboks recibieron la copa Quilmes Match.
De izquierda a derecha: José Imhoff, Héctor Silva, Enrico Neri, Guillermo Illia, Eduardo España, Eduardo Scharenberg y Luis García Yáñez. Abajo: Ricardo Handley, Adolfo Etchegaray, Jorge Dartiguelongue, Agustín Silveyra, Alberto Camardón, Angel Guastelli, Juan Francisco Benzi y Nicanor González del Solar. En 1965, el mismo año en que nacía GENTE, tras su histórica gira por Sudáfrica la prensa de ese país los bautizaba como “brave pumas”. Por eso nuestro homenaje.
