Se inició en el rugby a los ocho años y en la Argentina
sólo defendió los colores de su club, el Belgrano Athletic. A los 19
años, en 1990, debutó con la camiseta de Los Pumas. En total, ya lleva
71 partidos jugados y desde el año pasado también luce la banda de capitán.
En 1997, después de jugar para combinados de El resto del
Mundo, le surgieron dos oportunidades para emigrar a Europa. Primero, hacia
Inglaterra, que no se concretó por cuestiones de pasaporte; luego, a Francia, a
través del elogio de un jugador del Brive francés que disputó un
encuentro junto a él. La propuesta de formar parte de ese equipo lo tentó. Y
él, Lisandro Arbizu, o Liso -como lo llaman sus amigos- aceptó. Pero el
año pasado despertó el interés del Begles Bourdeax y volvió a
cambiar. Ahora, comparte las filas junto a los argentinos Méndez, Fernández
Lobbe, Lopresti y Gualtieri. Y se convirtió en uno de los rugbiers
argentinos de exportación que triunfan en Europa.
-¿Te resultó difícil instalarte en otro país?
-Sí, sobre todo cuando llegué, porque Brive es un pueblito chico y
cerrado (N. de la R.: en esa ciudad francesa sólo viven 60.000 personas).
Además, no sabía nada de francés, y como son muy nacionalistas y piensan que
todo lo que viene de afuera no es bueno, ser latinoamericano me hacía sentir
como sapo de otro pozo. Pero por suerte el fanatismo de la gente por el rugby
me ayudó. El primer año, que siempre es el más complicado, fue muy bueno.
-¿Por qué el año pasado te cambiaste al Begles
Bourdeaux?
-Ellos me hicieron la propuesta y me querían de capitán. Como de algún
modo entré por la puerta grande, todo fue más fácil que en el Brive.
-Y seguramente te sentirás más acompañado, porque la
legión de argentinos que juegan allí es cada día mayor.
-Sí. Eso es muy bueno. Tenemos la posibilidad de ganar plata, de disfrutar
la experiencia de vivir afuera, y abrir un poco más la cabeza. Algunos
jugadores se van porque en la Argentina están mal económicamente. Otros,
porque quieren viajar por Europa y estudiar; eso es personal.
-¿Cómo es tu vida allá?
-Durante la mañana trabajo dos o tres horas y vuelvo a mi casa para comer y
descansar. Y aunque por la tarde a veces vuelvo a las prácticas, me queda
tiempo para mí. Los sábados juego el partido, y a la noche, puedo salir a
comer o a bailar.
Dieciocho años jugando para el Belgrano –desde el ’79 hasta el ‘97-, y
once para los Pumas, demuestran que la vida de Lisandro Arbizu está
marcada por lazos fuertes y duraderos. Sin embargo, la distancia no parece ser
un problema para él. "Cuando viajo para jugar con los Pumas
siempre tengo un tiempito para quedarme, ver a mis amigos y a mi familia", aclara.
"Pero cuando estoy acá pienso que mi casa está en Francia, que mi lugar
está allá."
-Entonces no volverías a vivir en la Argentina.
-Como te dije antes, me siento muy cómodo en Francia. Por eso creo que
todavía no me lo planteé.
-¿Tampoco pensaste qué vas a hacer cuando dejes de jugar
al rugby?
-Por ahora no pienso seguir en el rugby como entrenador, no lo veo. Tengo
proyectos en mente, pero todavía me quedan algunos años como jugador. Cuando
se acabe, veré.
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Un rito familiar para el apertura de los Pumas, que se incorporó al seleccionado nacional en el año 1997.
Arbizu lidera el ingreso de los Pumas al campo de juego. Es el capitán del equipo desde el año pasado.
Durante el último amistoso contra Italia, en Ferro. Liso exige a dos rivales para que lo detengan.
